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viernes, 10 de agosto de 2018

Summerhill, la escuela donde se cultiva la felicidad



 
En el libro Summerhill, Alexander Sutherland Neill, expone el funcionamiento de la escuela progresista que él fundó y fue conocida en todo el mundo por el nombre de Summerhill; simultáneamente, presenta los principios que han inspirado este atrevido modelo educativo. La escuela, defiende Neill, tiene como función primera curar la infelicidad de los niños; Summerhill es el lugar donde los niños son criados pensando en la felicidad.
En el primer capítulo del libro, Neill hace una descripción global de la vida cotidiana en la escuela; en los restantes, trata aspectos concretos como por ejemplo la necesidad de libertad, el juego, la obediencia y la disciplina, su punto de vista sobre la sexualidad, la moral, los problemas de los padres, etc.

Portada libro de Neill
En Summerhill se cultiva radicalmente la libertad. Eso quiere decir que las clases son de asistencia libre, que se otorga gran importancia al juego, que en muchos momentos cada cual hace lo que quiere. El gran acontecimiento de la casa es la asamblea general de los sábados donde, con igualdad de voto alumnos y profesores, se toman decisiones importantes para la buena convivencia. Acabada la asamblea es hace un baile.
En Summerhill no hay notas, ni ningún tipo de calificación; premios y distinciones son rechazados porque desvían el desarrollo normal de la personalidad. Neill está convencido que el niño es innatamente juicioso y realista; por naturaleza, el niño es un ser bueno, justamente con capacidad de autocontrol. El niño tiene suficientes recursos para hacerse él mismo plenamente persona, las interferencias de los adultos no son positivas.



     «El único cuidado que habría necesidad practicar en la escuela es la cura de la infelicidad. El niño difícil es el niño infeliz. Está en guerra consigo mismo, y por tanto está en guerra con el mundo.
El adulto difícil va en la misma barca. Ningún hombre feliz no ha perturbado nunca una reunión, ni ha predicado la guerra, ni ha linchado ningún negro. Nunca ninguna mujer feliz no ha tratado a regaños el marido o los hijos. Nunca ningún hombre feliz no ha cometido un asesinato o un robo. Nunca ningún patrón feliz no ha aterrorizado sus empleados.
Todos los crímenes, todos los odios, todas las guerras, se pueden reducir a una sola palabra: infelicidad. La intención de este libro es de hacer ver como nace la infelicidad, como arruina las vidas humanas y como se pueden subir los niños de manera que la mayor parte de esta infelicidad no llegue a nacer nunca.

¿A qué se asemeja Summerhill? Bien, para decir sólo una, las clases son optativas. Los niños pueden ir o quedarse una hora lejos —por el tiempo que quieran si éste es su deseo. Hay un horario, pero sólo para los maestros.
En general, los alumnos tienen clases con arreglo a la edad, pero a veces con arreglo a sus intereses. No tenemos nuevos sistemas de enseñanza, porque no consideramos que la enseñanza sea muy importante en sí mismo. El hecho de que la escuela tenga o no un método específico para enseñar a dividir por muchas cifras no tiene ninguna importancia, porque esta operación sólo tiene interés para aquéllos que la quieren aprender. Y el niño que quiere aprender a dividir por muchas cifras, aprenderá tanto si le enseñemos de una forma como de otra..»
NEILL, Alexander S. Summerhill, Barcelona: Eumo, 1986. (págs 3-4, 7)




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